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Aquel día había movimientos extraños en la emisora... Se trataba del típico Domingo otoñal con buen tiempo, pero con viento sur racheado de fuerza 8 (unos 70 km/h) según los avisos metereológicos.

 Alrededor del las 16:00 recibimos una llamada de nuestro coordinador en la que nos decía que la Ertzaintza (la policía vasca) había encontrado el cuerpo sin vida de una persona a los pies del acantilado, y que tenían dificultades para poder sacarlo; que nos dirigiésemos a la zona para echar una mano en caso de ser necesario.

 Rápidamente organizamos a la gente y los medios que se consideran oportunos para estas ocasiones:

· Una lancha (Arriluze II) preparada para la asistencia sanitaria
  (Patrón, Socorrista y ATS, con botiquines y equipo de oxigenoterapia).

· Una lancha (L/S Bilbao) preparada para el acercamiento a la costa
  (Patrón y dos socorristas-buzos, con camillas flotantes).

Transcurridos unos cinco minutos desde la llamada, las dos embarcaciones salíamos de la base a toda máquina hacia el lugar del incidente (a unas cinco millas de la base).

La zona a la que nos dirigíamos es conocida como la cala Lurgorri, de fondos muy variables llenos de bajíos. A la entrada de la cala se encontraba la embarcación de la Ertzaintza, Itsas Zain, que debido a sus características (20 metros de eslora) no se podía acercar. Las codiciones climáticas impedian el apoyo de un helicóptero en la intervención.

A los pies del acantilado se encontraba una patrulla de la policía autónoma, el forense, el juez y sus ayudantes, que habían bajado a pié para proceder al reconocimiento del cadáver y debido a la subida de la marea no podían salir.

Lo primero que se hace en estos casos es coordinar los medios y dividir el trabajo de la gente:

· La embarcación auxiliar de la Itsas Zain (neumática de unos tres metros de eslora) se tenía que acercar al acantilado para recoger a la gente y pasarla a la L/S Bilbao.

· La L/S Bilbao nos tenía que acercar todo lo posible a los socorristas para que nos tirásemos al agua y fuésemos a nado con los equipos necesarios para la evacuacion del cuerpo. Posteriormente recogería a la gente de la auxiliar de la Itsas Zain para llevarles a todos sin problemas hasta el barco grande.

· La Arriluze II iba a vigilar la operación de los socorristas y a la salida de estos recoger el cuerpo y atender a los socorristas en caso necesario.

· La Itsas Zain tenia que ser el punto de encuentro final de toda la operación.

Cada uno comenzamos a ejecutar nuestra parte del plan acordado. Desde la L/S Bilbao nos lanzamos al agua provistos de trajes de neopreno y aletas para llegar a nado a la costa, ademas de una camilla nido, sudario, guantes y equipos de comunicación. Tras nadar unos treinta metros llegamos al acantilado donde se encontraba el cadaver, nos quitamos las aletas (no son buenas para andar entre rocas), nos pusimos unos guantes de exploración y, con ayuda de la patrulla de la Ertzaintza, introdujimos el cuerpo en un sudario y de ahí a la camilla flotante.

Una vez preparado esto, ayudamos a la auxiliar de la Itsas Zain a acercarse hasta las rocas para embarcar a la gente en los diferentes viajes que tuvo que hacer entre la L/S Bilbao y el acantilado, ya que en cada viaje solo podía transportar a dos personas. Tras evacuar a las autoridades que se encontraban aisladas al pié del acantilado, nos pusimos las aletas y salimos a nado remolcando la camilla nido a lo largo de unos 20 metros  hasta llegar a la Arriluze II. Desde el agua y con ayuda de la tripulación, izamos el triste cargamento a la lancha y uno de nosotros subió a bordo para ayudar mas tarde en el trasvase a la Itsas Zain, mientras el otro iba nadando hasta la L/S Bilbao para echar una mano a las autoridades que a la hora de subirse al barco de la Ertzaintza.

Finalizado con éxito el rescate, nos dirigimos hacia base con la satisfacción del deber cumplido. No fué una emergencia exenta de peligros, pero gracias a la “profesionalidad” de los voluntarios de Cruz Roja del Mar y a la actuación de la Brigada Marítima de la Ertzaintza se sacaron a 5 personas y al cuerpo sin vida que habian ido a buscar, sin mas problemas que un pequeño mareo de uno de los rescatados en el viaje de vuelta.